LA EX FÁBRICA TEXTIL DEL BARRIO DE SAN
BRUNO: ALGUNAS CONSIDERACIONES ARQUEOLÓGICAS DE SU IMPORTANCIA COMO PATRIMONIO
HISTÓRICO INDUSTRIAL DE LA CIUDAD DE XALAPA.
Arqlgo. Octavio Alfredo Malpica Quintana
Arqlgo.
Octavio Alfredo Malpica Quintana
“…Si la Arqueología es la ciencia que estudia al Hombre
a través de los restos físicos de su actividad pasada, lo industrial también
debe incluirse en dicha definición, ya que el pasado industrial es resultado de
actividades humanas pretéritas[1]…”
Éste
artículo tiene como principal objetivo analizar una serie de planteamientos
arqueológicos que permiten considerar al inmueble de la ex fábrica textil de
San Bruno como una parte del casi exánime patrimonio histórico industrial
presente en la ciudad de Xalapa y cuya trascendencia histórica es necesario
señalar.
Básicamente hay dos planteamientos en
México sobre lo que se debe considerar como quehacer
arqueológico[2]:
uno que es el normativo y limita al Arqueólogo a investigar, conservar y
difundir sólo los bienes muebles e inmuebles que fueron creados por culturas
anteriores al establecimiento de la Nueva España. Y otro que es el académico
porque en su devenir histórico las múltiples sociedades que han existido han
dejado muestras de su existencia a través de sus restos materiales.
En palabras del finado arqueólogo Jurgen Brüggermann, uno de los objetivos de la
Arqueología es conocer una sociedad humana a partir del estudio inmediato y
directo de los restos materiales dejados por los múltiples grupos humanos que
han existido en la historia para formular explicaciones sobre los fenómenos culturales
y sociales que estuvieron detrás de esos restos materiales[3].
La ex
fábrica de San Bruno es muestra de un pasado industrial que se circunscribió en
el marco de una época (siglo XIX) donde existió un profundo cambio en la
sociedad mexicana: el sistemático abandono del viejo modelo de producción
impuesto en la Nueva España (haciendas, trapiches, obrajes y molinos) y el
acogimiento de la mecanización de los bienes de producción a través de nuevos
espacios para éstos (fábricas), la creación de una nueva clase social (la
obrera) y un nuevo reacomodo de éste incipiente contexto industrial en la
sociedad mexicana.
La Arqueología
Industrial
Las
ideas de estudiar los muebles e inmuebles industriales surgieron en el mismo
siglo XIX cuando el Varón de Verneith propuso en 1876 hacer el estudio de
algunos talleres de soldadura y forja de Francia provenientes de los siglos
XVI, XVII y XVIII. Otra propuesta más formal de estudio de los restos
industriales fue planteada por el Arqueólogo e Historiador portugués Francisco
de Sousa Vitérbio quien en 1886 acuñó el concepto de Arqueología Industrial al referirse a los restos materiales
derivados asociados con la industrialización
de una nación[1]
El concepto de Arqueología + Industria suele
ser muy extraño e inclusive “exótico” para muchos arqueólogos porque
tradicionalmente al Arqueólogo se le asocia con sitios arqueológicos muy
antiguos y abandonados en las montañas, las sierras, las selvas o las planicies
costeras. No obstante, siendo la Arqueología una disciplina científica dedicada
a analizar y explicar el comportamiento social de un grupo humano a partir del
estudio directo y concreto de los restos materiales de éste, las actividades
asociadas a la industrialización de
una sociedad deben de ser consideradas como un fin académico más de la
Arqueología como ciencia social.
La Arqueología Industrial supone la delimitación de un
campo de estudio muy restringido y propio. Al igual que otras ramas de la
Arqueología ésta tiene una gama de definiciones que van desde las más simples
hasta las más especializas. Por ejemplo, se le ha definido como el estudio
de la etapa de desarrollo tecnológico del modo de producción capitalista o como la disciplina encargada de estudiar los restos del pasado productivo,
tecnológico y arquitectónico surgido como consecuencia de la Revolución
Industrial[2].
En México la Arqueología Industrial tiene como objetivo
básico la recolección y conservación de restos arqueológicos que hayan
pertenecido a un proceso industrial para documentar y explicar los eventos y procesos
industriales a lo largo de la historia del País[3].
En 1980 la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
(BUAP) realizó el primer proyecto de conservación de patrimonio industrial
mexicano al restaurar la ex fábrica textil de Metepec y su caserío obrero en
Atlixco. Dicho proyecto se llamó “Eco-museo de Metepec” y se hizo merecedor del
segundo lugar en el campo de restauración, conservación y difusión de patrimonio
arquitectónico que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH) y que actualmente sirve como el centro vacacional “Metepec” del
Instituto Mexicano del Seguro social (IMSS).
Consideraciones
finales
La primera época constructiva de la antigua
fábrica data del año de 1852, por tanto debe ser catalogada como patrimonio histórico
como lo marca claramente la normatividad federal vigente[4] en materia de los bienes
culturales de México:
ARTÍCULO 35.- Son monumentos históricos los bienes
vinculados con la historia de la nación, a partir del establecimiento de la
cultura hispánica en el país, en los términos de la declaratoria respectiva o
por determinación de la Ley.
ARTÍCULO 36.- Por determinación de esta Ley son monumentos
históricos:
I.- Los inmuebles construidos
en los siglos XVI al XIX, destinados a templos y sus anexos; arzobispados,
obispados y casas curales; seminarios, conventos o cualesquiera otros dedicados
a la administración, divulgación, enseñanza o práctica de un culto religioso;
así como a la educación y a la enseñanza, a fines asistenciales o benéficos; al
servicio y ornato públicos y al uso de las autoridades civiles y militares. Los
muebles que se encuentren o se hayan encontrado en dichos inmuebles y las obras
civiles relevantes de carácter privado realizadas de los siglos XVI al XIX
inclusive.
Eso y considerando que
éste inmueble representa una parte del pasado industrial de Xalapa y la región,
es necesario emprender una serie de acciones para evitar su destrucción.
Mientras tanto y por su parte, es de suma importancia para la Arqueología
Industrial la investigación, conservación y difusión de éste inmueble dado que
se trata de la última fábrica textil que dejó de funcionar en la ciudad de
Xalapa y constituye un testigo silencioso de múltiples eventos sociales, quizá el
más representativo sea la mortal represión que sufrieron los ahora llamados “Obreros
Mártires del 28 de Agosto de 1924”.
Los valores históricos e identitarios de muchos vecinos del barrio de San Bruno yacen en su
origen -directa o indirectamente- en las naves industriales, los talleres, los
almacenes, los patios de servicios y aún en la chimenea de la ex fábrica de San
Bruno. Por tanto, claramente es identificable la parte simbólico-valorativa de
éste grupo humano hacia un resto material perteneciente a una época.
No obstante, éste
patrimonio histórico no debe ser visto como algo aislado de la realidad actual[5],
es decir, no debe ser visto únicamente como un monumento histórico. Por el contrario,
hay que entenderlo como un elemento de interés público que se debe volver
dinámico en la medida que la sociedad se sienta identificada con este según sea
por su valoración histórica (devenir), su antigüedad (periodos muy remotos), su
magnificencia (elementos extraordinarios que conformar la obra) o
monumentalidad (cualidades estéticas, científicas o históricas).
[1] Represa Fernández, Mª. Francisca y Helguera Quijada, Juan Alberto (1997):
“El patrimonio industrial de Castilla y León: iniciativas para su estudio y
conservación”, en Revista de Estudios
Bercianos, España, pp. 79-104.
[2] Ibíd.
[3] Litvak King Jaime y María José
Rodríguez (2003): “Problemas y
perspectivas de la arqueología industrial en México”, en Primer encuentro nacional de arqueología industrial, México, Benemérita
Universidad de Puebla.
Gracias maestro ignacio, por su labor altruista en el rescate y difusión de la historia y la cultura de nuestro glorioso barrio.
ResponderEliminarGracias a ti por visitar el blog del barrio de San Bruno.
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