Juan José Llanes Gil del Ángel.
1) Participación del sindicato de San Bruno en la Convención Nacional de la CROM en 1941. |
Resulta sumamente difícil identificar el papel que jugó el
movimiento obrero en el movimiento revolucionario de 1910. Podemos decir que
fueron múltiples factores: el hartazgo social que generó el porfiriato, las
ambiciones de grupos políticos que no veían la hora de llegar al poder, las
profundas asimetrías sociales (gente muy rica coexistiendo con gente muy
pobre…).
La base social de la revolución se compuso sobre todo por
gente de campo: pequeños propietarios que competían en condiciones desiguales
con latifundistas, peones semi esclavos, campesinos privados arbitrariamente de
sus tierras, y por ahí, una minoría de obreros, en un país poco
industrializado. Para muchos, la revolución de 1910 fue una revolución campesina,
más que obrera.
Pero al margen de tal discusión, lo cierto es que si
admitimos que el fruto de la revolución de 1910 fue un nuevo PACTO SOCIAL que
se consignó en la Constitución de 1917, justo es reconocer que la Carta Magna
recogió el ideal obrero, y lo consignó en el Artículo 123.
Debe identificarse de manera muy clara, que la inspiración
del Artículo 123 constitucional estuvo en el llamado “Manifiesto y Programa del
Partido Liberal Mexicano”, publicado el 1 de julio de 1906 por su Junta Organizadora,
en San Luis, Misuri, a través del periódico Regeneración.
Allí, ya se hablaba de cuestiones fundamentales para lo que,
posteriormente, fue el Derecho del Trabajo: jornada máxima de ocho horas;
salario mínimo; prohibición a los patrones de pagar al trabajador de cualquier
otro modo que no fuese con dinero en efectivo; prohibición y castigo para quien
impusiera multas a los trabajadores o les hiciera descuentos de su jornal o
retrasara el pago de la raya por más de una semana, o a quien le negara el salario
al trabajador que renunciara, así como la supresión de las tiendas de raya.
Allí estaba la mano de Ricardo Flores Magón, de Juan
Sarabia, de Antonio I. Villarreal, de Enrique Flores Magón, de Librado Rivera,
y de Manuel Sarabia.
Se promulgó la Constitución de 1917, y algunos, como Felipe
Carrillo Puerto, en Yucatán, se la tomó en serio: fijó salarios mínimos y
expidió una ley laboral en 1922, antes de ser derrocado por el movimiento
delahuertista.
Pero justo es reconocer: Veracruz fue señero en el movimiento
obrero post-revolucionario:
Menos de un año después, el 14 de enero 1918, se promulga la
Ley de Trabajo de Veracruz; antes, el coronel Manuel Pérez Romero, siendo
gobernador del Estado, promulga una ley obrera el 4 de octubre de 1914; Cándido
Aguilar, otra el 18 de octubre de ese mismo año. Pero la de 1918 es
auténticamente un hito.
Dice Néstor de Buen que esta Ley ya disponía la
participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas. Preveía la
formación de sindicatos, disposición que influyó, sin duda alguna, en la Ley
Federal del Trabajo de 1931. Reguló también el derecho de huelga; limitó el
número de extranjeros en las empresas y, por último, siguiendo el modelo
yucateco, creó las juntas municipales de conciliación y una junta central de
conciliación y arbitraje. Para Veracruz, entonces, nunca fue extraño el sindicalismo.
Más adelante sería gobernador Heriberto Jara Corona, quien
fue constituyente del 17 junto con Cándido Aguilar y otro hombre de extrema
izquierda: Francisco J. Múgica.Pero, no se trata, pues, de hacer un repaso de la Historia, aunque
es importante recordar el contexto en el que ocurre la masacre de San Bruno.
Ese mismo año, fusilan a Felipe Carrillo Puerto, es electo Presidente de México
Plutarco Elías Calles, postulado por ocho partidos (ninguno era el PRI, ni el
PNR, porque aún don Plutarco no los inventaba); pero el país aún estaba en
armas y la Constitución promulgada todavía no lo acababa de pacificar.El sindicalismo, entonces, no fue visto tanto como un mecanismo
de reivindicación de la clase obrera, como un mecanismo de control.
El 13 de octubre de 1917, se reunió en Tampico un congreso
obrero al que concurrieron delegados de todas las organizaciones de
importancia. Se aprobaron resoluciones que asentaban el derecho de libre
asociación y recomendaban la organización sindicalista.Las organizaciones obreras de Tampico se congregaron el 13
de diciembre de 1917 y acordaron convocar a la realización de un Congreso
Obrero para formar una organización nacional. Este Congreso se reunió el 1o. de
mayo de 1918, en la ciudad de Saltillo, y ahí se fundó la CROM, anarquista en
su origen, pero que pronto encontró mecanismos de entendimiento con el poder.
José Manuel Lastra apunta: El papel que desempeñan Morones y
la CROM no puede entenderse sin el apoyo otorgado por el gobierno, en el
momento en que se afronta la tarea de reconstruir el Estado-nación,
resquebrajado por los sucesos del decenio anterior. Esta situación es la que
permite explicar el enorme desarrollo de la CROM y el poderío de sus
dirigentes, apoyados por Obregón y Calles. Los líderes actuaban mediatizando
las demandas obreras y las decisiones eran tomadas en función de la alianza
entre los dirigentes sindicales con los jefes políticos…los dirigentes cromistas
comienzan a ocupar cargos políticos en las Cámaras de Diputados y de Senadores,
e inclusive, gubernaturas en algunos estados. El poder de Morones era tal que
imponía a los candidatos y los destituía de sus cargos si éstos se le oponían.
Comenzaba una nueva fase de la Historia de México: el
control absoluto del Estado a partir de “agentes” que “canalizaban” la
inquietud popular; después de la CROM, la CTM; para los campesinos, la CNC.
Todos eran “revolucionarios” y, oh contradicción, también institucionales.
Partamos de una premisa: lo ocurrido en San Bruno el 28 de
agosto de 1924, no pudo haber pasado sin el conocimiento y, quizás, el
consentimiento del Estado, por no pensar en la colaboración del gobierno.
¿Por qué, entonces, se fracturaba ese novel romance entre
sindicalismo y gobierno con una acción tan brutal como la de San Bruno?
Creo que a 91 años de distancia es válido especular: el
sindicalismo que se gestaba en la fábrica de San Bruno no estaba al ciento por
ciento bajo el control del Estado. Se hablaba de “comunismo”. Y esa palabra,
quizás la entendían algunos obreros, sus dirigentes, pero no el gobierno. Nada
que no fuera “revolucionario”, “institucional”, cuadraba en la construcción del
nuevo México. No había cabida para la disertación filosófica sobre temas como
el anarcosindicalismo.
Sigamos especulando: ¿quería el gobierno tener en el puño a
todos los sindicatos?, ¿estaba el sindicato de San Bruno en las manos del
gobierno?, ¿había docilidad por parte de los obreros?
Si vemos lo que pasó después, quizás podamos responder las
preguntas.
Poco tiempo pasó para que los obreros asesorados y
organizados por el propio gobierno, propiciaran la expropiación petrolera en
1938. No olvidemos que el problema que lleva a Cárdenas a nacionalizar esta
industria es el incumplimiento de un laudo.
Son los obreros, también, protagonistas en la estatización
de la industria eléctrica. La acción de reconstrucción educativa del México
post revolucionario (con todo y lo mediocre que es aún ahora), sería impensable
sin el maridaje SNTE-Gobierno. Ya en el último tramo del siglo XX, el sindicato
petrolero se alinea tras el quinazo, como los maestros de la mano de Elba
Esther Gordillo para defenestrar a Jongitud. Así, ese sindicalismo cómodo y
oficial presta servicios al Estado, a cambio de prebendas.
Es Fidel Velázquez quien destapaba a los candidatos del PRI;
los sindicatos son la “reserva electoral” de un sistema que, en realidad, no
necesitaba reserva alguna porque siempre ganaba el mismo partido; eran los
obreros el “voto duro”; sus dirigentes, diputados y senadores; imponían
alcaldes y hasta gobernadores.
En esa lógica, el Sindicato de San Bruno, termina sus días,
junto con la fábrica, también alineado, pero con la memoria ensangrentada.
Quizás el neoliberalismo agotó el modelo del sindicalismo
aliado del gobierno, que prefiero conjugarse con el capital. Quizás la
globalización de la economía…quién sabe.
2) Cambio de comité sindical. Al centro, el Gobernador de Veracruz Marco Antonio Muñoz T. |
Y el romance acabó.
Políticamente, el movimiento obrero se desarticuló.
Surgieron nuevos sindicatos que decidieron no alinearse; se generó disidencia;
se criticó a los líderes; se dejó de ver al gobierno como el ente paternal que
se ocupaba de sus hijos-trabajadores, de la mano de ese sindicalismo que, en lo
personal, en esa ecuación, veo como la mamá.
Pero ya dejando de lado la especulación, lo que pasó en San
Bruno fue el manotazo oficial que indicó al movimiento obrero que se alineara.
Y los Mártires del 28 de Agosto anticiparon el agotamiento de ese modelo de
complicidad gobierno-sindicatos. Son ellos los precursores de todos los
posteriores movimientos sindicales, algunos muy actuales, que deciden
permanecer al margen de los dictados del poder -debemos decirlo- con razón o
sin ella.
3) El compañero Enrique Cerón demostrando en su peroración su mas profundo dolor por la desaparición de sus camaradas que fueron víctimas el día 28 de agosto de 1924 en San Bruno. |
San Bruno y su fábrica, y sus Mártires, tiene una Historia que
ha permanecido más en la opacidad que en la luz, y ha sido utilizada para los
fines de muchos agentes del poder que no saben en realidad qué pasó ahí, cómo
pasó y porqué pasó; dicen recordar a muertos cuyos nombres llevan unas cuantas
calles en la colonia Ferrer Guardia, pero que no saben quiénes eran en realidad.
Curiosamente, los Mártires de San Bruno estarán siempre más
cerca de ese sindicalismo actual que es autónomo, rebelde e incómodo, que del
sindicalismo rémora estatal que les rindió homenaje a lo largo de décadas.
Termino con una pequeña moción: allí, en San Bruno, en su
fábrica, se escribió una página de gran importancia del sindicalismo mexicano.
Qué triste es advertir la indiferencia y la indolencia del Estado que deja que
se pudra un pedazo de la Historia de México, en manos aviesas.Cada día que pasa que el Gobierno nada hace por rescatar ese
espacio y dárselo a los xalapeños, se asesina de nuevo a los Mártires del 24.
4) Mártires de la antigua fábrica de San Bruno. |
-Fotografías 1 y 2 proporcionadas por el Ing. Esteban de Jesús Aparicio Rentería.
-Fotografías 3 y 4 proporcionadas por la extinta "Comisión Liquidadora del Patrimonio Sindical de San Bruno".