El barrio de San Bruno en Xalapa, es una publicación que pongo a su disposición a partir del mes de Septiembre del 2012, con la intención de dar a conocer la riqueza social, cultural e histórica que el barrio de San Bruno brinda no sólo a la Ciudad de Xalapa, sino a todo el estado de Veracruz..
Mención aparte merece la extinta Fábrica de San Bruno, donde se dieron toda una serie de hechos sociales, en los que hoy por hoy constituyen nuestro máximo legado histórico que dieron nuestros obreros textiles; por pocos conocida y ocultada por los intereses trastocados.

sábado, 9 de noviembre de 2024

Cien años de historia: La voz de San Bruno resuena de nuevo.

 Himno a los “Mártires del 28 de Agosto de 1924”.

Ignacio Lara Hernández.


En el corazón de Xalapa, entre los recuerdos y las luchas que forjaron al barrio de San Bruno, el 28 de agosto de 2024 fue una fecha especial. Ese día, en el marco del Centenario Luctuoso un momento cargado de historia y respeto tuvo lugar en la exfábrica de San Bruno: el himno a los “Mártires del 28 de Agosto de 1924” fue interpretado por el coro de la Universidad Veracruzana. Pero esta interpretación fue el resultado de un proceso lleno de anécdotas, emociones y conexiones inesperadas que han unido generaciones.

Recordemos que hace algunos años la letra del himno fue recuperado de los archivos de algunos habitantes del barrio, pero su música ya no la hemos podido ubicar. El que se interpretara el himno en el evento luctuoso, fue una solicitud de los vecinos y contó con la aprobación inmediata por parte del Secretario Académico, el maestro Juan Ortíz Escamilla, quien llevaba indicaciones precisas del Rector de la Universidad Veracruzana, el Dr. Martín G. Aguilar Sánchez, de apoyar y sumarse a las actividades dentro del marco del aniversario luctuoso.

Días antes del centenario, recibí una llamada del maestro Arturo Castillo García. La Universidad Veracruzana le había encargado hacer el arreglo oficial del himno, pero había un detalle: el audio y video de referencia no tenían el ritmo ni la entonación correctos. Con humildad y gran amabilidad, el maestro Castillo me pidió que le interpretara la tonada para poder capturar su esencia. La preocupación se notaba en su voz, ya que faltaban pocos días para el centenario luctuoso y aún no había podido escribir nada. Tomé una guitarra, un regalo de mi tío ya fallecido, y con esa herramienta cargada de memorias familiares le canté el himno a través del teléfono, haciendo a un lado la pena de mi corta voz.

El maestro Arturo, elocuente y cordial, me escuchó atentamente. Su conexión con el barrio de San Bruno era mayor de lo que esperaba: en sus palabras, recordaba las múltiples veces en que ensayó en el antiguo edificio sindical, en aquellos días en que la música en San Bruno vibraba bajo la dirección del inolvidable maestro Mateo Oliva, una leyenda en todo Veracruz. Pues recordemos que la orquesta de música popular rentó por muchos años uno de los salones de ese edificio. Así que al saber que nuestro barrio y su historia eran tan familiares para él me dio una gran tranquilidad, porque comprendía el valor simbólico de este himno.

Al finalizar nuestra llamada, el maestro Arturo me preguntó quién era el autor de la pieza, y le respondí que era anónimo, una obra sin dueño pero con una resonancia que pertenecía a todos. Le di libertad total para realizar los arreglos que considerara correctos, sabiendo que quedarían para siempre como el arreglo oficial del himno

El 28 de agosto del 2024, cuando el coro de la Universidad Veracruzana entonó el himno frente a la exfábrica de San Bruno, las voces se elevaron como un tributo eterno a los “Mártires del 28 de Agosto de 1924”. La música fue el eco de sus sacrificios y, al mismo tiempo, un puente entre generaciones.

Han transcurrido ya más de dos meses del Centenario Luctuoso y el 4 de noviembre pasado, recibimos el arreglo oficial del himno en uno de los edificios de Rectoría en Xalapa, fue un momento sencillo pero profundo. El himno que tantos esperábamos escuchar nuevamente, había encontrado su forma definitiva.

Lo que comenzó con una reunión con maestros y maestras de la Universidad Veracruzana y una llamada telefónica, se transformó en un homenaje poderoso para el barrio de San Bruno y su historia, asegurando que el espíritu de esos mártires, de nuestros antepasados y de nuestra comunidad, perdure por siempre.





sábado, 2 de noviembre de 2024

"Don Paco y Don José Rodríguez Fano: La Realidad Detrás del Personaje en Mezclilla".

Fragmento de Mezclilla de Francisco Sarquís.

"Daban las seis; los obreros apiñados atravesaban el portal de la fábrica y dirigían sus pasos al reluciente salón de sesiones. Siempre los habían llamado así. Hacía mucho tiempo que servía para eso, aunque raras veces se abría, pero ahora, desde que los nuevos amigos habían llegado, todo cambiaba, hasta don Francisco, el flaco “gachupín”, trocaba su neurastenia en carcajadas ruidosas y en continuas guasas. Era el administrador, servidor directo del capitalismo, pero le gustaba oír a esos muchachos alegres que transformaban en algarabía estruendosa la vieja quietud de la fábrica. Él estaba con ellos, pero respondía ante la Compañía Caldo Hermanos de la buena marcha de la fábrica. ¿Y qué? La fábrica marchaba bien. Él cumplía. Primero lo vieron con malos ojos, pero la duda se disipó en los espíritus francamente inhostiles. Y don Paco fue más querido que antes.
Los antiguos miembros del GOC observaron con extrañeza la anomalía de don Francisco. ¿Era un espía? ¿Un farsante? O sinceramente sentía lo mismo que ellos. Pero al ver el buen trato, las insinuaciones de aliento, los propósitos de fe, los obreros de San Blas llegaron a la conclusión que el “gachupín” también era de los suyos". PP. 79 y 80

La realidad detrás de don Paco.

En la novela Mezclilla de José Sarquís, el personaje don Paco parece ser solo un administrador español, un “gachupín” con fama de neurótico. Sin embargo, aquellos familiarizados con la historia local reconocerán en él a una figura real: don José Rodríguez Fano, uno de los nombres ligados a las fábricas y al movimiento obrero de nuestro barrio, San Bruno.

Este fragmento en Mezclilla nos transporta a una época crucial para la clase trabajadora, donde los obreros, con sus miradas desconfiadas pero llenas de esperanza, iban transformando los espacios y relaciones en la fábrica. La historia recrea el momento en que “los nuevos amigos” llegan y convierten el rígido salón de sesiones en un lugar de algarabía y esperanza, y como poco a poco, don Francisco, o en realidad don José Rodríguez Fano, empieza a mezclarse entre ellos.

Rodríguez Fano, como otros administradores, tenía la responsabilidad de responder ante los dueños de la Compañía Caldo Hermanos. Sin embargo, algo en la energía y la fe de los trabajadores fue haciendo mella en su carácter. En lugar de ser una figura de distancia y recelo, comenzó a ser visto con simpatía e incluso como uno de “los suyos”, un cambio que hizo que su imagen de administrador capitalista tomara un tono más humano y empático ante los ojos de los trabajadores de San Blas.

Don José Rodríguez Fano (al centro y de traje).



La transformación de Rodríguez Fano en don Paco en Mezclilla no solo añade una capa de realismo a la novela, sino que también rescata la historia de una figura que formó parte de la comunidad obrera. Es una mirada que nos recuerda cómo la literatura puede entrelazar ficción y realidad, creando personajes que no solo nos narran una historia, sino que nos ayudan a comprender mejor el pasado de lugares como el barrio de San Bruno, con sus luchas, sus mártires y sus transformaciones.

¿Quién era realmente don José Rodríguez Fano? Tal vez nunca sepamos todo de su vida o intenciones. Pero Mezclilla nos da una pincelada de cómo el trabajo, las alianzas y la fraternidad en la fábrica fueron creando un sentido de unidad, uno que quizás aún vive en la memoria de aquellos que recuerdan estos relatos.