No somos sacerdotes por falta de voluntad, pero también por el destino el camino que Dios nos da. El domingo 10 y el 17 de este mes de noviembre de 2013 he aprovechado para agradecerle a todos los que de alguna manera han participado conmigo, pues el pasado día jueves 7 me ordené sacerdote. Me congratulo con este paso solemne en el que participó el Arzobispo Hipólito Larios.
Corono así un sueño que nació desde mi tierra natal, Santa Ana Atzacan, enclavada en la sierra de Zongolica; recuerdo aún la influencia casual originada por un amigo sacerdote admirable por el afecto que prodigaba especial atención a las personas, fueran niños o adultos y el regocijo que despertaba esa actitud.
Tras diez años de preparación en el Seminario y los momentos en que mi Párroco me orientó en esta iglesia, asumo el cargo de vicario que en la jerarquía eclesiástica le da este calificativo al auxiliar del propio párroco.
Hago votos porque los feligreses de esta parroquia se motiven y deseen ser sacerdotes, porque no lo somos en un momento dado por la falta de voluntad de decisión para afrontar este reto, pero también es innegable que cuenta el destino,el camino que Dios nos da.
Oremos pues todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario