Ignacio Lara Hernández.
Es en la década de los 70´s del
siglo pasado cuando la Colonia Francisco Ferrer Guardia empezaba a crecer a pasos agigantados, al mismo tiempo surgían
grupos de jóvenes que conocimos como
pandillas y que causaban mucho temor a propios y extraños. Una pandilla
(cita la famosa Wikipedia), es un grupo de personas que sienten una relación
cercana, o íntima e intensa entre ellos, por lo cual suelen tener
una amistad o interacción cercana con ideales o filosofía
común entre los miembros. Este hecho les lleva a realizar actividades en grupo,
que puede ir desde salir de fiesta en grupo hasta cometer actos violentos o
delictivos.
En entrevista con el buen
amigo Josué Acosta Gómez, vecino de San Bruno y a quien le tocó vivir de cerca
esta etapa del “barrio bravo”, nos platica precisamente de algunas de las bandas
de aquella época.
¿Cuáles eran las pandillas
que existían en los años 70´s en el Barrio de San Bruno?
“En una de las lomas estaban
“Los Yaquis” (Teodoro Avendaño esquina Armando Ramírez), en otra “Los Totoles”
(Delfino Victoria Esq. Isauro Sánchez), también estábamos los que vivíamos en
la Fidencio Ocaña, frente a la escuela Primaria Mártires del 28 de Agosto de 1924,
“Los Pisquichis” y “Los Galanes”, en la avenida estaban “Los Cornejos” y “Los
Fernández” etcétera, Todos dispuestos a “defender” su territorio”.
De la banda de Los Totoles,
a quienes Josué Acosta (“El Ches”, como lo conocemos en el barrio) recuerda que entre los más agresivos estaban: “El
Chano”, “El Soto” y “El Gelasio+”. Tipos a los que la misma gente de la colonia
les tenía miedo por su indiscutible agresividad. “El Tetón”, al que Josué
considera su amigo, pertenecía a “la flota” de los que vivían junto a la
escuela primaria.
“Recuerdo mucho una vez cuando ‘El Tetón’ estaba
defendiendo su territorio y en eso subió ‘El Soto’ que era de los ‘Totoles’, y
con un puñal se lo quería enterrar en la barriga y ‘El Tetón’ tuvo suerte
porque en vez de darle en la barriga le dio en su cinturón, entonces por eso no
lo mató sino… entonces lo hubiera
matado”.
Para los que no son del
barrio es importante poner de su conocimiento, que “San Bruno” tuvo desde las
épocas del comunismo fuertes diferencias con la gente de “El Dique”. “Las diferencias
ideológicas de los años 30´s
permanecieron por muchos años, hasta que posteriormente se volvieron costumbre”
señala el Sr. Alejandro Hernández obrero textil de esas épocas. Y es
precisamente durante los años 70´s cuando pandilleros de San Bruno y el Dique
se enfrentaban a golpes a cada rato por ciertas rivalidades añejas y también de
índole personal.
Pero continuando con la
plática, Josué Acosta nos comenta como en uno de tantos terribles encuentros
entre pandillas del “Dique” y San Bruno”, se suscitaron hechos lamentables. “Yo
recuerdo que fuimos a un carnaval y nos
corretearon los del Dique, a un amigo mío que llamábamos ‘Tovar’ y yo, y allí
en Ávila Camacho se atravesó y lo mató un coche. Hubo bastantes peleas, es más
cada sábado, cada viernes se peleaban; subían los ‘Totoles’, llegaban los ‘Yaquis’
de la loma y siempre hubo problemas”.
Para Josué Acosta Gómez las
rivalidades tenían que ver también mucho con “proteger” sus territorios, y es que a los del Dique no
les gustaba ver a los de San Bruno cerca de su territorio, ni a los de San
Bruno a los del Dique cerca del de ellos. La Rivalidad continuó todavía por
muchos años, pero al paso del tiempo éste se fue encargando de que se olvidaran aquellas rencillas y
finalmente mucho de esos pandilleros de San Bruno (en su gran mayoría) se convirtieron
en hombres de bien.
En cuanto a la pregunta de
si circulaba mucha droga entre aquellos grupos de jóvenes, la respuesta no se
hizo esperar, “¡Lo normal!, mariguana, uno que otro se ponía ‘flexo’, ‘chemo’, ‘activo’…
pero nada más; la cocaína ni la
conocíamos”.
Una de las cosas que a Josué
se le quedó grabada para siempre, fue un día durante la navidad en que bajaron
al territorio de los “Totoles”, y de tanta mariguana que había que hicieron
entre todos una gran fogata “una llamarada, una fogata así grande, pero de pura
mariguana y todo mundo inhalando el humo y todo, entonces era como una fiesta”.
Actualmente en los puntos
donde se reunían los grupos de pandilleros en San Bruno lucen tranquilos y sin
ningún tipo de problema. Hoy en día el novio de la vecina llega tranquilamente
por la joven y la regresa a su casa a la
hora señalada, sin ningún tipo de problema. Atrás quedaron los pleitos entre
pandillas y las rivalidades por un territorio que siempre fue de todos, y que
es el barrio de San Bruno en Xalapa.
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