Guadalupe Castañares
Cuentan
las consejas populares que en una noche del año 1947 cuando don Fausto
Castañares Sánchez andaba su cotidiano recorrido nocturno hacia su cuarto, al circular
por lo que posteriormente conocimos como
“el camino al seminario”, a la altura de los paredones -aún existentes- en lo
que se entiende era el casco de la hacienda de Molino de Pedreguera, observó y
siguió a una figura femenina vestida de blanco, misma que en un momento dado
apresuró el paso y subió con rapidez a lo que en su tiempo fueron balcones de
sobrias habitaciones, desde donde lo llamaba con la mano para que lo acompañara,
la retirada no se hizo esperar y el escalofriante grito tampoco.
Paredones en la parte posterior de la Hacienda"Molino de Pedreguera". |
Efectivamente
estamos hablando de la famosa Llorona que arrogante flotaba en ese espacio.
Pasado
el tiempo, alrededor del año 2001 (para estos eventos no se lleva bitácora) ya
por las doce de la noche, en un camino que conduce a la avenida Espina Blanca
de la colonia del mismo nombre, en los límites de San Bruno, deambulaba el
amigo Isaías Quiroz Hernández sin mayor preocupación que seguir buscando el
destino, cuando ¡oh sorpresa! Sintió a su espalda que alguien lo seguía y al
volver la vista atrás se percató de una figura femenina vestida de blanco como
si fuera una novia y el cabello largo, extrañado pero sin averiguar de qué se
trataba prosiguió su andar, sólo para escuchar con terrorífica nitidez el
lastimero grito de La Llorona.
Por
qué no llamarla institución si siempre nos ha acompañado ¿Qué nos impide
abundar en su existencia? Es por ello que mucho apreciaremos nos hagan llegar
noticia de sus apariciones y, en la medida de lo posible, la explicación de su
innegable presencia.
Lic. Guadalupe Castañares, vecino y amigo en el Barrio de San Bruno
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