Un Consejo para San Bruno. (Primera parte de 4)
Para iniciar, lo primero que debo aclarar es mi interés en estas ruinas que se dicen históricas, parte importante de la ciudad y esencia casi mística de un barrio de Xalapa.
Para iniciar, lo primero que debo aclarar es mi interés en estas ruinas que se dicen históricas, parte importante de la ciudad y esencia casi mística de un barrio de Xalapa.
El 20 de abril de 2014,
aunque no es relevante, debo precisar que era mi cumpleaños y en los primeros
minutos del día abrí mi Facebook, encontrándome con una invitación para conocer
las instalaciones de lo que en su momento fue la Fábrica de Hilados y Tejidos
de San Bruno, ya que un grupo de vecinos había recuperado el espacio de
delincuentes que, en fechas recientes habían desmantelado gran parte de la
construcción y que además ocupaban dicho lugar como guarida para sus desmanes. La
invitación estaba enmarcada con una foto de un equipo de béisbol de los
empleados de la fábrica fechada en 1933, en la que además aparecía sentado de
manera especial mi bisabuelo don José Rodríguez Fano quien, en ese entonces,
era el gerente de la mencionada fábrica.
Sr. José Rodríguez Fano (al centro y de traje), Gerente de la Fábrica de San Bruno (1937). |
El solo hecho que mi
bisabuelo apareciera en la foto guardaba un significado especial para mí, de
alguna manera gran parte de las anécdotas de la familia tenían como escenario
la fábrica. Vinieron a mi mente cientos de recuerdos de mis abuelos, mi padre y
mis tíos donde siempre con gran cariño y afecto se referían a San Bruno, sin
olvidar mencionar que mi bisabuela, doña Ana Villegas de Rodríguez, era vecina
y originaria por varias generaciones de esos parajes, distantes y aparte de
Xalapa en esos tiempos.
Mi abuela paterna, doña
Consuelo Rodríguez de Flores, siempre que tenía ocasión nos platicaba algún
recuerdo de San Bruno, tengo presente cuando con algo de molestia nos platicaba
la vez que el abuelo de Miguel Alemán Velasco entró a la fábrica a robar en
épocas de la Revolución y tuvieron a mi bisabuelo con la soga al cuello para
que les diera el dinero y la mercancía que tenía a su resguardo como gerente, y
siempre con lágrimas en los ojos, no sé si de coraje o de impotencia, terminaba
la historia diciendo: “quien los viera ahora, hasta a presidente llegó su hijo”.
Lo anterior fue ocasión para
que mis bisabuelos decidieran enviar a un internado a mi abuela, una niña de
escasos 6 años, y a su hermano mayor a Gijón, en España, de donde mi bisabuelo
era originario. Fue una “corta” estancia de más de 10 años en lo que la
violencia y la excitación de la Revolución calmaban sus violentos instintos
depredadores por otros más serenos, pero nunca menos depredadores.
Así que, una vez
tranquilizados los excitados ánimos de la Revolución, mi abuela regresó ya toda
una señorita a la casa familiar; don Pepe, mi bisabuelo, aún era gerente de la
Fábrica de San Bruno, y mi abuelo, el doctor Juan Flores Villalobos realizaba
constantes visitas a ésta para dar atención a los empleados, ahí la conoció, ya
que la presencia de la recién llegada no pudo pasarle desapercibida y de ella
solo tenía referencias por algunos empleados de confianza.
Por lo anterior es que me
fue imposible dejar de asistir a la invitación que hacían este grupo de vecinos
de San Bruno, era irresistible conocer esas instalaciones, a las que solo podía
visualizar a través de los recuerdos familiares, que debo reconocer, ya hasta
para mí parecían tan solo los recuerdos de recuerdos lejanos.
Me apersoné en la fábrica
ese domingo, 20 de abril de 2014, a la hora fijada en la invitación y me
presenté como bisnieto de don José Rodríguez; posteriormente, Esteban Aparicio
nos dio un recorrido por todas las instalaciones, con una explicación de cada
espacio, las funciones que tenían y las personas que habían laborado junto a su
padre. Aún recuerdo su emoción al caminar por los restos de la fábrica, el
cariño con el que de forma atropellada nos explicaba, él con los ojos cerrados
en un intento de imaginarse que no eran ruinas lo que presenciábamos, era la
Fábrica de San Bruno en sus mejores momentos.
Una vez terminado el
recorrido me presentaron con dos personas de edad que conocieron a mis
bisabuelos y, que con gran cariño me decían que habían sido dos bellas
personas, siempre preocupadas por todos los empleados; la señora, me indicó
perfectamente la ubicación de la casa donde vivió en su infancia mi bisabuela.
Antes de retirarme, tuve
ocasión de conocer a Ignacio Lara, a Antonio Contreras y a su padre; de Ignacio
me sorprendió y todavía me sorprende, su entrega al barrio y a sus valores, el
conocimiento casi de testigo presencial de cada uno de los mártires del 28 de
agosto y de todo lo acontecido en esos terribles días; de Antonio Contreras y
de su padre me pareció de gran valor su activismo y la visualización que tenían
del espacio como elemento vinculador de cultura y de deporte, me señalaban casi
como si lo vieran donde estarían las canchas, los talleres culturales y el
memorial de los mártires.
Me retiré no sin antes
intercambiar teléfonos con todos y les dije que estaba muy emocionado de haber
regresado a un lugar en el que nunca había estado, pero que casi podía
reconocer. Me comprometí a participar en su esfuerzo de la única manera que sé
hacerlo, como arquitecto, con un proyecto conceptual de un espacio dedicado a
la cultura y al deporte como una forma de homenaje a los mártires y como
elemento de cohesión social del barrio y de la ciudad y porque no, una forma de
recordar mis orígenes.
Obtuve los planos de la
fábrica de un levantamiento realizado en 1933 y puse manos a la obra con lo
prometido, me encerré unos días en el estudio, con detalle y cuidado descifre
cada plano, teniendo como referencia fotografías antiguas del lugar. Con el
levantamiento de la fábrica antigua listo, procedí a elaborar el modelo en 3d
para comprenderlo mejor, era el primer paso para cumplir con el compromiso.
Lo siguiente fue determinar
los elementos históricos que permanecerían, para lograr que el proyecto
respetara esos vestigios y de ahí intentar aprovechar cada espacio existente
con actividades deportivas, culturales, talleres, auditorio y por supuesto, la
propuesta de la mejor biblioteca de la ciudad.
Fue durante el proceso de
diseño conceptual que encontré la metáfora del proyecto, se trató de una
fábrica de hilados y tejidos, ahora sería una fábrica, un espacio formador de
ciudadanos, en la que se construya la participación que entendemos, por lo
menos en definición como democracia. Sería “La Fábrica”, jamás podrá dejar de
serlo, por sus referentes en el barrio, por su constitución como hito de la
ciudad, pero sobre todo, porque ahora sería donde se hilarían y tejerían los
valores necesarios para formar ciudadanos por medio de la cultura y el deporte.
Ya con el proyecto arquitectónico
me presenté en la fábrica y se los expliqué a detalle, siempre reiterando que
era conceptual, que solo se trataba de la visión que pude interpretar de sus
pláticas y del mismo espacio que la fábrica representaba. No se trataba de un
proyecto terminado, es más, ni siquiera era el proyecto arquitectónico formal,
tan solo era una idea conceptual con la que iniciar este interminable proceso
burocrático.
Lo sucedido después, a pesar
de que lo esperaba, reconozco que me llenó de desilusión, el grupo de vecinos
se dividió y se conformó en por lo menos dos corrientes, una, que pugnaba por
la cohesión ciudadana, por un espacio autogestionado y que casi en automático
rechazaban cualquier intervención oficial; y el otro, con su postura de
colaboración con las autoridades para la recuperación de la fábrica, para que
de esta manera sea un espacio de cohesión del barrio.
Ya comentado lo anterior, la
intención será que en las siguientes aportaciones sobre este espacio se
expongan las posturas de cada grupo, sus intenciones y visiones, pero sobre
todo los puntos de coincidencia, para terminar con una conclusión donde se
privilegie la recuperación de la antigua Fábrica de San Bruno en base a estas
coincidencias, tanto de posturas como de visión conceptual.
Insisto, en San Bruno solo
me motiva lo que expreso en estas líneas; tengo claro que los monumentos al ego
requieren mucho más que las tres hectáreas con las que cuenta esta propiedad,
solo espero que todos los involucrados estén conscientes que el ego y la vanidad
no tienen espacio en estos proyectos, que deben ser de muchos y para todos.
Un Consejo para San Bruno (Segunda parte de 4)
Como lo comenté en la primera parte de esta serie, a pesar que
esperaba que el grupo de vecinos de San Bruno se dividiera, esto no fue motivo
para desistir de participar en los esfuerzos para proteger la fábrica,
reconozco que solo participé con uno de los grupos, pero me justifico con la
razón que fueron los únicos que me invitaban constantemente a las reuniones con
las autoridades.
Esto fue hasta que recibí un llamado, hace unos días, de Antonio
Contreras, en la que me invitaba a escuchar su postura. Le dije que no solo
sería escucharlo, se trataría de una especie de entrevista enmarcada en una
charla informal; acordamos fecha, hora y el lugar no se discutió, sería en las
mismas instalaciones de la fábrica.
Llegué poco
antes de la hora acordada y fue cuestión de unos minutos para que Antonio se
presentara. El recibimiento fue amistoso, bajó de su vehículo una maqueta del
proyecto que tienen para la fábrica, realizado por alumnos de la Facultad de
Arquitectura de la UV con vecinos del mismo barrio y lo analizamos en su
funcionalidad y alcances. No se lo comenté en ese momento, pero fue un punto
que me dio una tranquilidad para la charla, esa maqueta era por su programa
arquitectónico, un punto de coincidencia muy importante, después de todo, los
dos grupos divididos de vecinos coinciden plenamente en su visión e intención,
solo los separan las formas, pero nunca el fondo.
Buscamos un lugar tranquilo y sobre todo donde sentarnos, ya que
esta charla prometía ser larga e interesante.
Debo
recuperar que Antonio Contreras Rodríguez y su papá forman parte de los
miembros originales que convocaron a los vecinos para lo que ellos llaman el
rescate de la Fábrica de San Bruno, en abril de 2014, justo en la fecha que
relaté en la primera parte de esta serie. Antonio es nieto de un obrero de esta
fábrica, licenciado en derecho y por supuesto, vecino del barrio.
—Antonio, ¿cómo ves el espacio de la Fábrica de San Bruno en 10
o 20 años?
—La historia
se repite, los obreros luchaban por sus ideales y en algunas ocasiones ganaban
y en otras perdían. Ahora es lo mismo, al principio estábamos todos unidos en
el barrio y nos dividimos por intereses políticos, económicos o simples
antipatías.
Reconozco que si estuviéramos unidos sería otra cosa y no lo que
tenemos ahora, un incipiente espacio cultural y deportivo.
A tres años
era de esperarse algo más formal, no se ha avanzado. Yo, personalmente, estuve
un año al frente de este esfuerzo, sin recursos y pues como ves, aquí juegan
600 niños y jóvenes cada semana, cuando antes posiblemente estaban algunos
delinquiendo.
Respondiendo
a tu pregunta, en 20 años, si hay vecinos y gobiernos comprometidos, éste será
un espacio cultural y deportivo, tal y como lo soñamos.
—¿Cómo lo ves administrado?
—Hasta el día
de hoy es y se siente del barrio, todo depende como se defienda la fábrica.
Si se llega a dar la donación por parte del SAE (Servicio de
Administración y Enajenación de Bienes) al municipio, ganan ellos, este espacio
será 100% institucional y será el barrio el que perderá. Entiendo que se tiene
que gestionar institucionalmente, pero yo le pediría a Américo Zuñiga que sea
la gente del barrio la que se encargue de la administración a través de un
consejo, éste puede ser colegiado con ciudadanos reales e insaculados y
el gobierno en sus tres niveles; ahí se verá que se puede hacer.
—¿Cómo se ha administrado hasta la fecha este espacio?
—Al principio
fuimos mi papá y yo, compramos las primeras porterías y se abrió para la
práctica del fútbol con los niños y jóvenes del barrio. Cuando yo estaba al
frente, de esto se obtenían más de cuatro mil pesos mensuales, después con
otros a cargo, se sacaban más de 20 mil pesos al mes.
Además del
fútbol, te digo que aquí se hizo un museo y diversas actividades culturales. En el barrio no estamos acostumbrados
a los lujos, puedes ver que nos acaban de regalar pasto sintético usado y la
gente está feliz. No nos interesan las instalaciones de primer mundo, no
tenemos prisa.
—Entiendo, pero me estás hablando de una especie de autogestión
del espacio por parte de los vecinos. ¿Es así cómo entiendes que se debe
administrar este espacio?
—Te aclaro,
yo solo estuve al frente de la fábrica por un año, otras personas han estado
dos años y en ese tiempo hubo hasta table dance y otro tipo de eventos.
Hubo un baile del Santo Patrono del barrio y funcionó excelente,
la iglesia recaudó buen dinero.
—Antonio, permíteme insistir ¿Es así como entiendes este
espacio, administrado por los vecinos?
—Cuando en el
2014 abrimos la fábrica, pensaba que era aceptable que el gobierno tomara esta
propiedad, ahora con su actitud negativa nos parece inaceptable que sean estas
autoridades municipales las que estén a cargo.
El municipio una vez que lo reciba en donación por parte del SAE
puede darlo en comodato a los vecinos, al gobierno del estado o a la
Universidad Veracruzana. Es más, la misma universidad puede gestionar mucho más
fácil recursos federales y hasta internacionales, yo en ellos sí creo.
Américo
Zuñiga nos puede incluir en un consejo de administración o lo puede dar en
comodato a otra institución; pero si quiero dejar claro, no aceptamos que lo
concesione a un particular, eso no está en discusión, no lo aceptamos ni lo
aceptaremos nunca.
—En el momento que hablas de un consejo de administración, de
alguna forma, estás considerando una administración institucional de este
espacio.
—Esta es una
zona marginada, falta un dentista, un antropólogo, un arquitecto social,
maestros de inglés, etc., todas las carreras caben y la universidad puede ser
un efecto de cambio en el barrio.
Para empezar Jorge, cuando vas a construir te preguntan que
quieres ¿o no? Pues aquí Américo Zuñiga llegó con su proyectista ya con todo definido
y decidido.
Después llegó
otro a decirnos que se había concluido que esto sería un espacio para fútbol
únicamente, todas las visiones que quería imponer Américo eran muy parciales y
limitadas.
—Este espacio tiene que ser cultural, deportivo y social. Me
permito rescatar la idea del consejo del barrio, ¿cómo lo conformarías?
—En el
municipio van a decir que ni sabemos que queremos y que nada más nos peleamos;
pero la postura que debemos tener en el barrio es decirle al municipio, ustedes
ponen a quien quieran y nosotros aquí hacemos asambleas y sea así como se
integre el consejo.
—Perfecto, pero yo en lo personal no creo en el voto y la
elección a plaza abierta, me parece un acto profundamente antidemocrático, por
lo que te pregunto ¿este consejo cómo se elegiría por parte del barrio?
—Por perifoneo, en la noche se avisa de la convocatoria a los
interesados y en una reunión se vota a los integrantes del consejo.
Existen dos o tres grupos aquí en la fábrica o en el barrio,
tendrían que estar representados cada uno para poder designar un consejo y por
supuesto, establecer políticas que eviten el mayoriteo.
—Vamos a suponer que ya esta integrado el consejo ¿qué quieren?
—Muchos le
tienen un gran amor a esta fábrica, otros quieren un trabajo, otros solo los
mueve el dinero y algunos tener sus letras en oro en una placa.
Importante, este consejo debe ser conformado por vecinos del
barrio, por xalapeños y por el gobierno, para ahí determinar entre todos que
queremos para esta fábrica.
—Creo que la primera lucha para proteger esta fábrica de que
fuera un centro comercial o cayera en manos de Walmart o Chedraui se logró.
—Jorge, debo
decirte que algunos vecinos lo quieren, porque necesitan el trabajo.
—Bueno, para concluir, ¿me estás diciendo que se necesita un
consejo de vecinos para conformar un consejo de la fábrica?
—Sí, y los que se nieguen, ahí se verán sus verdaderos intereses.
Antonio,
muchas gracias por tu tiempo.
Un Consejo para San Bruno. (Tercera parte de 4)
En la segunda parte de esta serie sobre San Bruno se expuso la
perspectiva de uno de los grupos, el que esta en posesión en este momento de la
propiedad; en esta ocasión se abordará al que, desde su propia trinchera
encuentra en los valores y tradiciones del Barrio de San Bruno los elementos
suficientes para luchar por la recuperación de la Antigua Fábrica.
La cita en
esta ocasión fue con Ignacio Lara y su esposa, Jose Montiel, siempre ha sido un
gusto charlar con ellos, la plática fluye natural y espontánea, son personas
con quienes se puede conversar por horas.
Además de encontrarme con el matrimonio Lara Montiel, nos
acompañó Julio César de Jesús Vásquez, abogado, quien ha tenido la paciencia de
recordarles siempre, que el mejor camino es la ley, que no existen atajos
posibles, ni vías rápidas; él ha visto siempre por el respeto de la ley en
estos interminables procesos burocráticos.
Todos en la
mesa, acompañados por un café y con una charla informal como calentamiento
verbal nos dispusimos a platicar del Barrio y su ex fábrica, de la división de
los vecinos y de la ocupación del inmueble, de su suerte y su destino, pero
sobre todo de sus intenciones y visiones.
—¿Ustedes, cómo se agrupan en asociación?
—La
Asociación de Colonos del Barrio de San Bruno, A.C. surge por el interés de los
vecinos y por el trabajo de divulgación de la historia del barrio que se ha
realizado en los últimos años. Un logro importante es que, el 28 de agosto esté
en el calendario cívico del municipio, se conmemora solemnemente en recuerdo a
los mártires; además fuimos nosotros, como asociación, los que llamamos a los
vecinos a salvaguardar la fábrica en abril de 2014.
—¿Cómo ven a la fábrica en este momento?
—Nosotros
como Asociación de Colonos del Barrio de San Bruno pensamos que todo debe
seguir el camino de la legalidad, que el inmueble debe pasar a la autoridad
municipal. No podemos perder de vista que se trata de un inmueble federal y es
por esta razón que en su momento le solicitamos a Américo Zúñiga, presidente
municipal de Xalapa, que lo pidiera en donación al SAE (Servicio de
Administración y Enajenación de Bienes), en ese momento nos respondió que él no
se mandaba solo, que era indispensable la autorización del cabildo, así que
giramos oficios a todos los regidores y les expusimos la importancia que
representaba para la ciudad que el ayuntamiento solicitara la donación. Fue de
esta manera que en reunión de cabildo, todos por unanimidad autorizaron al alcalde
la solicitud de donación de la Fábrica de San Bruno al SAE.
—¿Cómo va el proceso de donación?
—Antes de
eso, es importante mencionar que en un primer momento nosotros como Asociación
solicitamos la donación del inmueble a la SHCP (Secretaría de Hacienda y
Crédito Público), teniendo como respuesta que ésta no podía realizar la
donación a una persona física o moral, que tenía que ser por medio de la
autoridad inmediata y eso fue lo que nos llevó a establecer contacto con el
ayuntamiento y a realizar la salvaguarda del inmueble.
Ahora tenemos
la documentación de que el inmueble está administrado por el SAE y que existe
una solicitud de donación de parte del ayuntamiento. El alcalde lo expone como
un logro de su administración, pero este es un proceso independiente y
meramente administrativo, la fábrica fue embargada por el SAT (Sistema de
Administración Tributaria), éste ante la imposibilidad de recuperar el crédito,
lo envío al SAE para su administración. Es un mero proceso administrativo ajeno
al ayuntamiento.
Nosotros
hemos solicitado al ayuntamiento nos diga el estado que guarda este proceso y
nos responden siempre lo mismo, se solicitó la donación y nada más, después de
más de dos años no existe progreso y nadie parece estar a cargo.
—Supongo que una donación de esta naturaleza debe ser un proceso
burocrático y complejo ¿Existe algún referente de la duración que pueda tener?
—Américo nos
dice que no ha habido una donación de esta naturaleza, esta sería la primera
del SAE a un ayuntamiento, pero que, gracias al apoyo del senador Pepe Yunes la
fábrica ya no está en manos del SAT, ya se “logró” que ésta se encuentre en el
SAE. Una tomada de pelo, como lo comentamos, se trata de un proceso
independiente del ayuntamiento.
Ahora, en
respuesta a tu pregunta, el tiempo depende del interés que le den las
autoridades, es un proceso legal que requiere un seguimiento constante y en
este caso simplemente parece que al ayuntamiento no le interesa.
—Entiendo que el proceso legal de donación se encuentra en los
laberintos propios de la burocracia ¿Qué me dicen de la posesión actual de la
fábrica?
—Como
Asociación te podemos decir que el ayuntamiento permitió que los grupos
crecieran y se apoderaran del inmueble. Acusamos al ayuntamiento de apoyar a
diversos grupos que están en posesión de la fábrica; ante esto las autoridades
simplemente voltean hacia otro lado, permitiendo vendimias, bailes, venta de
alcohol, lucha libre, ferias con juegos mecánicos, espectáculos de moto cross y
hasta de table dance. Cuando reclamamos estas acciones, Américo Zúñiga nos da
la espalda, el ayuntamiento simplemente es permisivo. No podía ser de otra
manera, algunos de estos grupos son sus amigos, siempre lo han apoyado con
camiones para las campañas electorales.
Aunque,
también reconocemos que no es del todo malo lo que le está pasando a la
fábrica; pues de otra manera es posible que en este momento estuviera invadida
por grupos de interés y de presión política ajenos al barrio. Cuando entramos a
la fábrica para salvaguardarla, en el 2014, se nos acercó un líder de
tianguistas y nos propuso ¿cuánto y cuándo quieren?, y nosotros los protegemos.
¿Te imaginas?, ahora estaríamos hablando de otra cosa muy diferente. Si como
sociedad no coincidimos, esta propiedad no va a ser utilizada para los fines
por los que estamos luchando. Es el marco perfecto para apropiarse de una
propiedad de 30 mil metros cuadrados prácticamente en el centro de la ciudad,
simplemente se ha corrido con suerte hasta el día de hoy.
En este
momento, como Asociación, estamos fuera de la fábrica, pero en todo caso, en la
lucha dentro de la ley.
En la última
reunión que tuvimos con el ayuntamiento, se tocó el tema de la fábrica y el
alcalde preguntó si estamos todos de acuerdo con la creación de un comité, le
preguntó a cada uno de los grupos involucrados y le respondían que sí, hasta
que nos preguntó a nosotros e Ignacio le dijo que sí, pero no así. Le dijimos
que no es posible pretender la creación de un comité en la ilegalidad, es
indispensable sanear todo antes, lo primero es poner en orden todo, Jorge, la
ley es la ley.
—¿Cuál es su propuesta como Asociación?
—Hacer un
plan de trabajo en conjunto, creemos en los puntos de coincidencia; todos
queremos que sea un espacio útil para la sociedad, un lugar dedicado a la
cultura y al deporte.
Tenemos que
presentarle el proyecto al gobierno del estado, porque no puede estar ajeno a
un problema social en gestación, es grave, es una situación que no ha
presentado aún actos violentos, pero es latente en cualquier momento.
Creemos que
es indispensable que un consejo establezca los límites y los usos autorizados
mientras dure el proceso de donación y que en este consejo intervenga el
gobierno del estado, el ayuntamiento y los vecinos.
No nos
importa que exista lucro mientras el uso sea deportivo y cultural, el inmueble
tiene que representar cohesión social para el barrio y las autoridades deben
regular las actividades que se realicen, de otra manera la ilegalidad será la
que impere.
—Estoy de acuerdo con ustedes, comité sí, pero no así; se debe
establecer un consejo o comité que establezca reglas claras, pero que surja
desde una plataforma de legalidad y reconocimiento por todas las partes
involucradas.
—Así es
Jorge, lo importante es sanear y recuperar el cauce de la ley, no ha habido
certeza jurídica y debemos tocar otra puerta que es la del gobierno estatal, el
ayuntamiento no ha sido competente y ha mostrado desinterés en el proceso de
donación, además de que como te dijimos, parece que apoya a grupos que tienen
intereses ajenos a los del barrio.
Además hacer
un plan de trabajo serio, todos queremos que este espacio sea útil a la
sociedad, al barrio y a la ciudad; es indispensable que trabajemos juntos con
las autoridades.
Ya estamos
cansados de la actual administración municipal, pero tenemos claro que el
ayuntamiento es institucional y vendrán otros, este proceso tiene sus propios
tiempos.
Queremos
invitar a todos los candidatos, que nos escuchen y nos apoyen en nuestra lucha
y no busquen los puntos que nos dividen como barrio, como la actual
administración que nos culpa por no ponernos de acuerdo, como si no fuera una
atribución de ellos la de lograr acuerdos, después de todo los políticos son
ellos.
Gracias a todos por su tiempo, espero poder recoger claramente
lo que me expusieron.
Un Consejo para San Bruno. (Cuarta parte de 4)
Estas últimas semanas he tenido oportunidad de repensar sobre el
tema de la ex fábrica de San Bruno, me entrevisté con los grupos de vecinos que
organizaron lo que ellos llaman el rescate de fábrica en abril de 2014 y creo,
porque en estos asuntos no se puede tener certeza absoluta, cuento con un
panorama mucho más claro de las visiones, intenciones y sobre todo de las
coincidencias que mantienen.
En primer lugar, me parece que la intervención en Xalapa de
espacios industriales en desuso cuenta con un antecedente interesante que nos
permite definir las líneas de acción, además que, con base a estas
experiencias, podemos proyectarlas al 2017 para evitar enfoques y políticas
urbanas ya rebasadas.
El
antecedente inmediato es el Paseo de los Lagos del Dique, se trató de un
espacio recuperado para la ciudad que después de más de 40 años aún representa
un proyecto realmente extraordinario en alcances y visión de ciudad. Un paseo
urbano que enmarca de manera única a la Zona Universitaria y que con el paso
del tiempo ha tomado su verdadera relevancia urbana.
El Paseo de los Lagos es una intervención que merece un estudio
a profundidad desde distintas disciplinas: arquitectónica, urbana, social,
ecológica, etc., con un simple diagnóstico, después de 40 años, puedo rescatar
que faltó una vinculación con los residentes del barrio, una relación más
estrecha con sus actividades y necesidades como grupo, además me parece que el
espacio no contó con dotación de servicios y vinculación económica para que
realmente fuera el detonante de un cambio real en la calidad de vida del barrio.
En el caso de
la ex fábrica de San Bruno se cuenta como en los Lagos, hace 40 años, con un
espacio adecuado para un proyecto de mejoramiento urbano de la ciudad en la
zona poniente, que a la fecha mantiene un importante déficit de equipamiento
cultural, deportivo y de servicios. Considerando la experiencia del Paseo de
los Lagos, me parece que el caso de San Bruno es un excelente pretexto para que
las autoridades vinculen y estrechen lazos con los habitantes del barrio y
desarrollen un proyecto en el que se encuentren cubiertas, en lo posible, sus
necesidades y requerimientos.
Lo que pude recoger en las entrevistas con los vecinos de San Bruno
es que, a pesar de sus grandes diferencias, cuentan con enormes coincidencias
las cuales no deben pasar desapercibidas por las autoridades municipales, es
más, creo que alimentar la división entre los grupos de vecinos es un error, no
encuentro el sentido de apoyar a grupos ajenos y con intereses distintos en
este proyecto.
Además, el
ayuntamiento debe de considerar nombrar a un verdadero conciliador que siempre
privilegie el diálogo y el consenso con los vecinos dentro del marco que
permita la Ley, de otra manera la política del “divide y vencerás” no
enriquecerá el proyecto con una verdadera participación ciudadana, ya que
prevalecerá el interés político, electoral y económico sobre los demás.
La autoridad
municipal tiene la oportunidad de elaborar un verdadero proyecto de
intervención urbana con participación ciudadana, en la que de establecerse los
mecanismos necesarios, estoy convencido se podrá en primer lugar, dar sustento
a la solicitud de donación al SAE (Sistema de Administración y Enajenación de Bienes) y en segundo término, enriquecerá el
proyecto y podrá ser referente de este tipo de intervenciones urbanas en México.
Ahora, en lo
que se refiere a los vecinos de San Bruno, me parece que crear un comité o
consejo mientras se logra la donación del inmueble es una buena idea, éste
deberá contar con representación del gobierno estatal, municipal, dependencias
de cultura, INAH, Universidad Veracruzana y por supuesto los vecinos del barrio
y xalapeños distinguidos.
Es claro que
no se puede legitimar la ocupación del inmueble con la creación de éste, se
tendrían que explorar las posibilidades legales y las responsabilidades que
podrían tener. También y en esto estoy completamente de acuerdo con Ignacio
Lara y Jose Montiel, no es posible la creación de un comité o consejo en las
condiciones actuales en las que se encuentra el inmueble. Lo primero es ordenar
en la medida de lo posible la ocupación ilegal con los actores que estén
plenamente representados y con una asesoría legal establecer los alcances de
éste. En este punto me gustaría insistir,
este consejo o comité, sería mientras se obtiene la donación del SAE, para que
se regule plenamente su utilización con usos permitidos y la salvaguarda del
inmueble.
Los vecinos
deben mantenerse unidos, privilegiar el diálogo y, sobre todo, tener claro que
el inmueble en este momento se encuentra ocupado ilegalmente por ellos.
Cualquier acción o actividad se tiene que hacer en la consciencia de los
alcances legales que tenga, no es aconsejable realizar actividades que
representen un riesgo tanto a las personas como al mismo inmueble, así como que
no estén permitidas por la ley o representen un claro lucro sin un verdadero
fin social.
Al tratarse de una propiedad federal no recae la figura jurídica
de la prescripción positiva sobre la propiedad del inmueble, pero es claro que
el uso genera derechos, sean legales o simplemente por costumbre; razón por la
que con la finalidad de evitar problemas en un futuro, lo mejor es que los
vecinos y las autoridades lleguen a acuerdos lo antes posible, para las mismas
autoridades municipales sería una preocupación menos si los vecinos que ya lo
están ocupando, hacen buen uso del inmueble y coadyuvan en su salvaguarda como
patrimonio histórico de la ciudad.
Algunas áreas
de la propiedad se encuentran invadidas ilegalmente, es momento que el mismo
municipio o la autoridad competente se encargue del desalojo con la anuencia de
la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y el mismo SAE, es indispensable
mantener la integridad física de la propiedad.
Como una ruta
paralela, mientras se trabaja en el consenso con los vecinos de San Bruno, se
tiene que intensificar el proceso de solicitud de donación ante el SAE, ampliar
la negociación con el gobierno del estado y solicitar el apoyo de senadores de
la república, para este trámite pienso en la intervención de José Yunes
Zorrilla como presidente de la Comisión de Hacienda en el senado.
Como conclusión, es importante que los vecinos tengan claro que
la propiedad es federal y la donación tendrá que hacerse al municipio y que
este proceso burocrático tiene sus propios tiempos, es muy importante coadyuvar
con las autoridades para lograr este primer paso, ya después se hablará de los
cómos y los cuándos, no tiene sentido discutir qué hacer con el inmueble
mientras no se tenga plena certidumbre legal de su propiedad.
Quiero
insistir, este inmueble no debe ser una mercancía de intereses de grupo,
electorales, políticos o económicos; mientras el proceso de donación esté en
curso el ayuntamiento debe de procurar su salvaguarda y el correcto uso que se
le dé. Ya se encuentra ocupado ilegalmente, ahora se tienen que construir los
mecanismos para ajustarla en lo posible en la legalidad; comité si, pero no
así, lo primero es sanear y corregir dentro del marco de la Ley.
Todas las partes parecen coincidir en el uso que desean para la
ex fábrica de San Bruno, los cómos y cuándos se deberán de ir resolviendo en un
marco más formal y serio. Es hora de entender que la participación ciudadana no
requiere de redentores o salvadores y que la misma ex fábrica tampoco, se
requiere de ciudadanía organizada y decidida a un proyecto común, todo lo demás
es grilla.
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