Crisóforo
Cortés: un obrero con conciencia en la Xalapa de los albores del siglo XX.
Ignacio Lara Hernández.
En la
Xalapa de principios del siglo XX —una ciudad en transformación marcada por el
auge de la industria, el despertar de las luchas obreras y la presencia activa
de migrantes y pensadores— el nombre de Crisóforo Cortés Martínez destaca como el
de un trabajador comprometido con su tiempo. Primero como simple obrero y
después como líder de la fábrica textil de San Bruno, su figura representa a
esa clase trabajadora que, además del esfuerzo cotidiano, cultivó ideas, se
organizó y participó en espacios que aspiraban a la justicia y al progreso
social.
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Sr. Crisóforo Cortés Martínez. |
En el año
1926, Crisóforo aparece registrado como Aprendiz en el cuadro
logial de la Respetable Logia Alborada No. 2, una logia masónica
integrada por hombres de distintas ocupaciones, entre ellos obreros,
comerciantes y profesionistas. La masonería en Xalapa tuvo una importante
función educativa y cívica, promoviendo la formación integral del individuo, la
fraternidad y el pensamiento libre. Allí compartió espacio con Severino
Cortizo, español avecindado en Xalapa, quien figura en ese mismo cuadro
como Compañero, y con el profesor Juan Zilli Bernardi, con grado
de Maestro.
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Cuadro de la Respetable Logia Alborada No. 2 |
Severino
Cortizo, oriundo
de Pontevedra, España, había llegado a Xalapa años antes. En 1916,
participó como jugador de la Oncena Numancia, equipo conformado por
miembros de la colonia española. Ese mismo año, la Oncena Numancia se enfrentó
en un partido memorable con la Oncena San Bruno, integrada también en su
mayoría por jóvenes españoles, trabajadores de la fábrica textil. No sabemos si
hubo otros encuentros entre estos equipos, pero ese partido de 1916 permanece
como un registro valioso del surgimiento del futbol y del sentido de comunidad
entre los habitantes de Xalapa.
Cortizo
también estuvo vinculado a la industria textil, pero en la fábrica Lucas Martín
(rebautizada como La Criolla). Su participación como arrendatario, junto
con Doroteo Pérez Salmones, habla de su carácter emprendedor, pero
también de su vínculo constante con los procesos laborales y sociales de su
entorno.
Volviendo
a Crisóforo Cortés, su ingreso a la masonería y su trayectoria como
trabajador textil reflejan un perfil poco común: el del obrero que no solo
trabaja, sino que piensa, se educa y se organiza. Su pertenencia a la Logia
Alborada No. 2 en 1926 lo inscribe en una generación de trabajadores que,
tras los conflictos laborales de la década de 1920, buscaban caminos de
emancipación cultural e ideológica.
A partir
de la década de 1940, y una vez terminado el periodo comunista del
sindicato, Crisóforo Cortés se consolidó como líder indiscutible en
San Bruno, un cargo que asumió con dedicación y en el que continuó
promoviendo los derechos y la organización de los trabajadores textiles en la
región. Su figura fue clave en la construcción de una conciencia colectiva
entre los obreros, impulsando la justicia social y mejores condiciones
laborales para sus compañeros.
El hecho
de que un obrero como Crisóforo Cortés se haya enrolado en la masonería
y compartido espacios con personajes como Juan Zilli Bernardi
—reconocido intelectual, profesor y miembro de la élite cultural de Xalapa— nos
habla de un momento particular en la historia social de México en el que
ciertos sectores obreros comenzaron a romper las barreras tradicionales del
clasismo y del acceso al conocimiento.
Crisóforo
no fue un obrero cualquiera: fue parte de esa minoría lúcida y autodidacta
que, a través del trabajo, el esfuerzo personal y la inquietud por la
educación, buscó elevarse y transformar su entorno. Su ingreso a la Logia
Alborada No. 2 demuestra no solo su capacidad intelectual, sino también la
permeabilidad ideológica que ciertas organizaciones como la masonería
ofrecían a quienes, independientemente de su origen social, mostraban
compromiso con los ideales de libertad, igualdad y fraternidad.
En una
ciudad como Xalapa, donde coexistían el pensamiento liberal, los
movimientos obreros y las instituciones académicas, casos como el de Crisóforo
revelan un cruce interesante entre el mundo popular y el mundo ilustrado. Es
posible que su participación en la logia no solo le haya permitido acceder a
redes de pensamiento progresista, sino también ganar legitimidad como
líder obrero con visión cívica y educativa, un perfil muy distinto al del
agitador circunstancial.
En ese
sentido, tratar con "señorones" como Zilli, Severino Cortizo y otros no fue
un privilegio casual, sino una conquista personal e ideológica.
Crisóforo representa al obrero que se levanta no solo en términos laborales,
sino también en el plano simbólico: el que exige su lugar en los espacios donde
se discute y se define el rumbo de la sociedad.
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Procesión fúnebre del Sr. Crisóforo Cortés. |
Crisóforo
Cortés murió el 7 de enero de 1951 en la zona de Orizaba, dejando un
legado que perduró más allá de su vida. Hoy, al recuperar la historia del Barrio
de San Bruno y su gente, vale la pena destacar a Crisóforo Cortés como
parte de esa memoria obrera activa y silenciosa. No figura entre los
caídos del 28 de agosto de 1924 (aunque fue sepultado junto a ellos),
pero su nombre nos recuerda que también hubo quienes, desde la discreción y la
formación intelectual, aportaron a los ideales que guiaron la lucha de los Mártires
de San Bruno.
Crisóforo
Cortés fue más que un obrero: fue un hombre con conciencia.
FRATERNIDAD. Boletín Masónico de la Respetable Logia Simbólica Fraternidad No 11. del Gran Oriente de Jalapa, Veracruz; dependiente de la la Gran Lógica Unida Mexicana. Año 1926.
Mi agradecimiento al C. Pablo Lezama Aldana, Muy Respetable Gran Maestro de la Gran Logia Unida Mexicana de Libres y Aceptados Masones del Gran Oriente de Veracruz, por facilitarme el boletín del Archivo Histórico de la Logia Fraternidad No 11.