El barrio de San Bruno en Xalapa, es una publicación que pongo a su disposición a partir del mes de Septiembre del 2012, con la intención de dar a conocer la riqueza social, cultural e histórica que el barrio de San Bruno brinda no sólo a la Ciudad de Xalapa, sino a todo el estado de Veracruz..
Mención aparte merece la extinta Fábrica de San Bruno, donde se dieron toda una serie de hechos sociales, en los que hoy por hoy constituyen nuestro máximo legado histórico que dieron nuestros obreros textiles; por pocos conocida y ocultada por los intereses trastocados.

miércoles, 16 de julio de 2014

¡LÁRGUENSE VIEJAS! ¡VÁYANSE!

Grandes misterios de San Bruno.


Inocencio Castañares

Vivencia de Otilia Castañares Vásquez
Julio 14 de 2014

Manuela Vásquez Nava y Otilia Castañares Vásquez


Me platicaba mi mamá

28 de agosto de 1924.

“Eran como las diez de la mañana –recuerda mi mamá Manuela Vásquez Nava-, yo estaba lavando en los lavaderos de “La Bolsa”, cuando de pronto empezaron a llegar muchos, pero muchos ‘guerrilleros’ con armas, qué se entiende carabinas, y gritándonos ‘¡lárguense viejas!’, ‘¡váyanse’, que fue la voz de arranque para todas las que estábamos en ese lugar. Yo me fui volada para la casa llegando a mi cuartito para abrazar a mi hijo Timoteo Hernández Vásquez quien estaba pegado a la pared muy espantado pues hubo muchos disparos y escándalo, sin que volviera yo a salir por eso no me di cuenta del tiempo transcurrido en que se fueron los facinerosos.” Qué incongruencia al ahuyentarlas los pistoleros les salvaron la vida.

Sr. Timoteo Hernández Vásquez
Se refería a La Bolsa del Diablo que era una cuartería donde vivían los obreros de la Fábrica de Hilados y Tejidos de San Bruno, solos o con su familia, la cual se ubicaba en la parte de atrás de ese inmueble ya pegada al arroyo que por ahí corre; lavar la ropa era su medio de manutención tras haber quedado viuda; a los lavaderos acudían todas las mujeres de esa zona; su casa –que estaba por la represa- se las rentaba a ella y a sus hermanos el señor Manuel Norato, la compartían pero en cuartos separados. Los guerrilleros eran en realidad asaltantes sin más fin que el lucro.

De momento “no acataron” a que se debía ese desorden, al tranquilizarse, el saldo no pudo ser más desgarrador. Como todo era reciente no podían precisar a cuántos obreros se llevaron los delincuentes, pero sí se enteraron que la gran mayoría había logrado huir, entre ellos recuerda a su compadre Rómulo García Falfán quien se escondió en el río; de la muerte de un panadero que pasaba por ahí (Fidencio Ocaña); uno más, Alberto Calderón, del cual platicaban sus familiares que era un jovencito de dieciséis años a quien asesinaron a balazos por irse a asomar a ver lo que sucedía desoyendo los consejos en contra (Sobre este hecho bueno es consignar que doña Tila no vivió los hechos sólo es testigo de oídas).

La versión de que iban borrachos los agresores fue confirmada porque antes del arribo a la fábrica, los maleantes asaltaron la tienda de don Manuel Norato ubicada en la orilla de enfrente a la factoría ¡llevándose todas las botellas de licor! Y por esa razón su agresión fue desordenada pero sumamente sangrienta. Más adelante se encontraba la carnicería de don Ruperto Cortés, la cual no molestaron.

Sr. Ruperto Cortés
A la distancia se impuso la versión de que había sido un asalto, pero en la época cercana a esa agresión prevaleció la creencia de una represión a los obreros por su filiación comunista.

Un incidente curioso fortalece esta idea: por el lugar por donde está ahora la iglesia consagrada a San Bruno se encontraba el señor Ángel Martínez, obrero, afecto al alcohol, que al ver el impresionante grupo de individuos que se acercaban accionó su carabina hacia arriba en varias ocasiones a la vez que gritaba “¡AHÍ VIENEN LOS SOLDADOS!”

Otra más fue que se rumoraba insistentemente que a los obreros los habían armado, sin precisar quién ni la razón, pero ese fatídico día no llevaban esas armas. Coincidencia mortal.

Tampoco se ha logrado aclarar si fue asaltada la administración, el local pues, o alguno de sus empleados, ni el tiempo que duró esta insensatez.





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