El barrio de San Bruno en Xalapa, es una publicación que pongo a su disposición a partir del mes de Septiembre del 2012, con la intención de dar a conocer la riqueza social, cultural e histórica que el barrio de San Bruno brinda no sólo a la Ciudad de Xalapa, sino a todo el estado de Veracruz..
Mención aparte merece la extinta Fábrica de San Bruno, donde se dieron toda una serie de hechos sociales, en los que hoy por hoy constituyen nuestro máximo legado histórico que dieron nuestros obreros textiles; por pocos conocida y ocultada por los intereses trastocados.

miércoles, 9 de julio de 2014

Un asalto mimetizado.

Grandes Misterios de San Bruno 


Inocencio Castañares. 

Vivencia de Alejandro Hernández Ortíz
Don Alejandro Hernández Ortiz, “Confieso que fue lo que verdaderamente oí
En rededor del año sangriento de 1924 y en éste mismo, hubo una inusitada actividad comunista en el país a la cual San Bruno no fue ajeno, incluso las consejas populares atribuían el nombre de la “Bolsa del Diablo” a que eran los comunistas quienes ocupaban esa cuartería destinada a los obreros de la fábrica textil. No era extraño escuchar “Arriba el Partido Comunista”, “Arriba Lenin”, “Arriba Rosa Luxemburgo”.

Tiempo fértil para la calumnia parió la acusación de que los obreros textiles estaban armados, produciéndose un peligroso caldo de cultivo para la represión, pues en ese tiempo el gobierno atacaba mucho a los comunistas. Las únicas armas con que contaban nuestros familiares trabajadores, eran su peine para desenredar tejidos, tijeritas y navas, simples herramientas de trabajo, que sólo servían para espantar el sueño dado su inocuidad.

Platicaba mi abuelita Rita Huerta que fue entre las 11 y las 12 horas de la mañana, cuando se suponía que los obreros estaban en plenitud de sus labores, totalmente concentrados, sin grandes posibilidades de escuchar algún sonido del exterior por el intenso ruido que producían las máquinas; divididos en varios grupos y por diferentes accesos penetraron al edificio los facinerosos que comúnmente se conocían como los “Rebeldes”. Por el frente, por la loma, por la entonces vía del ferrocarril ahora Ruiz Cortines.

Por aquel tiempo, al frente del edificio estaban cuartos-habitación para obreros, que con la modernización desaparecieron; en tanto que atrás estaba la fábrica, los lavaderos y la “Bolsa del Diablo”, que no tan sólo eran viviendas sino también escondite. Ahí llegaban comunistas de varias partes de la república los despatriados de otras partes por haber cometido algún delito y les decían “te vas a Orizaba”, “te vas a Xalapa.” Toda la zona fabril del estado pertenecía a esa doctrina, era una corriente muy fuerte.

En cambio, los “Rebeldes” estaban al servicio de los terratenientes, dueños de grandes extensiones, temiendo que los comunistas se los quitaran. Y en esa ocasión se supone que se juntaron más para el asalto. Si bien es cierto que por ese tiempo se hablaba de la “Mano Negra” o de guardias blancas, como grupos de pistoleros al servicio de terratenientes, lo que yo recuerdo es que a los asaltantes de la fábrica se les conocía como los “Rebeldes”.

Más de cien trabajadores componían el total de la fuerza laboral, que se hicieron trescientos ochenta y dos con la modernización. Se trabajaba en dos turnos, uno de las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde, el otro de las 5 de la tarde a las una de la madrugada. Por tanto serían cerca de cincuenta compañeros que componían el turno cuando se suscitaron lo hechos.

A pesar de la sorpresa muchos se “juyeron”, otros se escondieron en los cuartos de las calderas, unos más se escaparon por el río o por donde “Dios les dio a entender”, y por eso nada más agarraron a diez. Mi padre Gonzalo Hernández Huerta, logró salvar la vida escondiéndose debajo de su telar que tenía huecos que le permitieron ocultarse y como los supuestos asaltantes recorrieron todo rápido sin poner suficiente cuidado, pasó desapercibido. Él trabajaba como tejedor en el turno matutino.

Por aquellos días, la fábrica contaba con un camión viejo del cual no recuerdo la marca pero le llamaban “La Güichita”, conducido por Ramón Fernández, de origen español; era utilizada en cargar el petróleo para la fábrica; asimismo, transportar la producción de tela ya terminada a la “Casa Olivier” que se ubica aún en la esquina de Enríquez y Leandro Valle en el centro de Xalapa, negociación que tiene muchísimos años de existencia.

Con la producción de telas formaban rollos con un diámetro aproximado de 50 centímetros y entre 80 o 90 centímetros de ancho, tal vez con una longitud de 100 a 50 metros, de entre 30 a 40 kilogramos, porque se trataba de telares de la fábrica vieja.

Sí se trató de mártires porque fue una masacre, estaban indefensos, el panadero no traía armas sólo pambazos o bolillos. En realidad sí fue dramático. Difícilmente se puede pensar en un asalto pues calculo que cada persona podría cargar entre dos y tres rollos, por un corto período de tiempo, por ello fue que cargaron la “Güichita”. Aunque no se sabe cuál iba a ser el destino, la orientación fue hacia la Luz del Barrio o Tlanelhuayocan ¿cuál nicho de mercado? Ni el precio sabían los agresores; puede presumirse en consecuencia que unos cuantos metros los venderían en los pueblos aledaños y lo demás repartirse entre ellos. Definitivamente lo conseguido no fue redituable para considerarse un asalto en forma, por lo demás fueron telas en bruto, aún no aptas para su comercialización.

Algo más llamó la atención. El camino que tomaron era para las bestias de los arrieros donde transportaban madera que con el constante recorrer hicieron zanjas y en una de ellas se sumió el camión al orillarse en el camino que no era para carros. Ahí se atoró sin poder avanzar más, dejándolo en libertad y entonces sí cargaron a los obreros.

Tiempo después un sujeto que dijo ser de los pistoleros, dio informes en el sentido de que a los obreros los llevaron a Plan de Naranjillo, localidad de la congregación de San Antonio Hidalgo, del municipio de Tlanelhuayocan, cavaron sus fosas que fueron dos hoyancos y los balacearon, arrojándolos al interior, unos moribundos, heridos o muertos. Los guió y encontraron puros huesos pues ya tenían un año. No se explican cómo llegó ese individuo cómo les dio informes y cómo no le hicieron nada. Hasta se pensó que le remordió la conciencia.

Nací el 26 de octubre de 1921, la narración de los hechos la conocí muy de cerca, no fue registro documental sino tradición oral, sólo agrego que la calle principal del barrio se conocía como Calzada de San Bruno, después de la masacre avenida Mártires del 28 de Agosto y que al nombre de uno de los mártires es José D. Hernández, aún joven cuando le arrebataron la vida.


De lo relatado pienso se desprende que no hubo complicidad de la administración de la fábrica, tal vez tolerancia a una decisión de los grupos de poder de la época, buscando desterrar el comunismo en esta región como hechos subsecuentes lo demostraron. Significativo o no, las labores en la factoría no se interrumpieron.


2 comentarios:

  1. San Bruno, otra vez San Bruno. Hay que localizar a los familiares y decirles que 28 de agosto no se olvida.

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