Ignacio Lara Hernández.
En el año 1916, junto a la histórica hacienda "Molino de Pedreguera", un campo llanero acondicionado para la ocasión fue testigo de un vibrante encuentro de fútbol: la "Oncena San Bruno" de la Zaldo Hermanos y Cia. contra la "Oncena Numancia" que albergaba a los mejores jugadores de la comunidad española en Xalapa.
El campo de la antigua hacienda fue el escenario de este enfrentamiento, donde la herencia española y el amor por el fútbol se entrelazaron, dejando una marca indeleble en la historia deportiva de la región. Este partido, más que una simple contienda, se convirtió en un símbolo de la perseverancia y la camaradería entre estos jóvenes españoles que buscaban, en el juego, un espacio de unión y orgullo, sin pensar que, con este simple y único hecho, introducían actividades como el fútbol, que tuvieron un impacto duradero en la sociedad xalapeña y que marcaron el inicio de este deporte en la región, convirtiéndose en un punto de encuentro para la comunidad local.
1]Desde 1908, por lo menos, el futbol se jugaba entre “golpes, empujones y patadas”, sin tácticas ni técnicas, en unos improvisados terrenos cercanos al malecón, ganados al mar durante las obras del puerto inauguradas seis años antes. Ese año los hermanos Ángel y Mariano Rivera Mingo y Bernardo y Juan Casanueva Balsa, hijos de acaudalados comerciantes españoles, regresaron a Veracruz, su ciudad natal, luego de haber estudiado unos años en Europa (Inglaterra, Suiza y España), donde habían conocido y practicado el balompié, pues éste, entre otros deportes, formaba parte de la educación impartida en la mayoría de los colegios del Viejo Mundo. De inmediato los hermanos Rivera y Casanueva promovieron el singular juego entre los empleados de las casas Zaldo y Balsa, donde aquéllos se incorporaron a trabajar, respectivamente.
Este impulso al
fútbol tuvo un impacto duradero en la sociedad veracruzana y marcó el inicio de
este deporte. La Oncena San Bruno, perteneciente a la Compañía Zaldo, destaca
como uno de los equipos formados en esta época, consolidando el fútbol como un
punto de encuentro y camaradería para la región de Xalapa.
Y es que los españoles que llegaron a México, especialmente en los siglos
XIX y XX, jugaron un papel crucial en diversos aspectos de la vida económica,
social y cultural del país. En el caso específico de Xalapa y la Fábrica de San
Bruno, su importancia es enorme, pues contribuyeron a modernizar los procesos
productivos y a establecer dinámicas laborales que influyeron en el desarrollo
económico del estado de Veracruz.
Por otra parte, muchos de los hombres que integraron estas dos
"oncenas" y que lucen todavía muy jóvenes en las fotografías, con el
tiempo se convirtieron en pilares importantes de la sociedad xalapeña y del
estado de Veracruz, alcanzando puestos clave en diversos ámbitos, desde la
política hasta el comercio y la cultura. Algunos de ellos jugaron un papel en
la organización y gestión de los trabajadores. Sin embargo, también enfrentaron
movimientos laborales que exigían mejores condiciones de trabajo, un capítulo
importante en la historia obrera de Xalapa y de nuestro país.
No podemos olvidar a las hermosas madrinas que, con su elegancia y simpatía,
acompañaban a los jugadores. Las madrinas, con su presencia, sumaban un toque
de distinción a las jornadas deportivas, creando un vínculo emocional entre los
jugadores y la comunidad. Su rol era esencial, ofreciendo una dosis de
motivación y de orgullo, que iba más allá de los goles y las victorias.
Sin duda alguna, estas mujeres se convirtieron en pilares de muchas
familias. Madres amorosas que, con su dedicación y fortaleza,
moldearon a las futuras generaciones de nuestra hermosa ciudad de Xalapa.
Ahora, haciendo uso de la magia de la IA (Inteligencia Artificial), le pedimos que relate una jugada de gol con la que nos transportaremos a este imaginario instante del pasado.
Un Encuentro Épico en el Molino de Pedreguera.
Al medio día el campo llanero se iluminaba con la intensa luz del sol. A un lado de la hacienda
Molino de Pedreguera, cerca de la bulliciosa Xalapa, se enfrentaban dos oncenas
conformadas por inmigrantes españoles: Numancia y San Bruno. Las gradas,
improvisadas con troncos y ramas, estaban repletas de aficionados que ondeaban
banderas y coreaban cánticos.
Entre las espectadoras
destacaban las madrinas. Ventura Palenque, Gabriela Cuspinera y Petra Rueda,
por parte de San Bruno, eran la envidia de muchas. Sus vestidos coloridos y
sombreros adornados con flores contrastaban con la rusticidad del lugar. Del
lado de Numancia, Carmen Sierra, Amalia Castagne y María del Carmen Negrete no
se quedaban atrás, luciendo igual de elegantes y apasionadas.
El balón, un cuero cosido
a mano, era pateado con fuerza por los jugadores. Víctor Tobalina, Félix García
y Genaro Yáñez, de Numancia, desplegaban un juego vistoso y técnico. Pero San
Bruno no se quedaba atrás. José Medina, Simón Conde y el temible
"Kayser" Ricardo Rodríguez, con su habilidad innata para driblar,
mantenían a raya a sus rivales.
El partido era una lucha
constante por el dominio del mediocampo. Cada jugada era celebrada con
efusividad y cada falta protestada con vehemencia. Las madrinas, desde sus
lugares privilegiados, incitaban a sus equipos con gritos y aplausos.
Y llegó el momento
cumbre. Un balón largo, preciso como un flechazo, encontró a Ricardo Rodríguez
desmarcado en el área. Su hermano José, guardameta de San Bruno, observaba la
jugada con una mezcla de esperanza y temor. Severino Cortizo, de Numancia,
intentó frenar la arremetida de Ricardo con una barrida desesperada, pero fue
en vano. El balón se coló en la red, desatando una euforia indescriptible.
Ricardo corrió hacia su
hermano José; ambos se unieron en un abrazo cargado de emoción. Sus compañeros
los rodearon entre gritos de alegría. Las madrinas de San Bruno saltaron
entusiasmadas, mientras que las de Numancia, aunque desconsoladas, no pudieron
evitar reconocer la belleza de ese gol.
Al final del partido, los
jugadores se reunieron en el centro del campo, extenuados pero felices. Habían
dejado todo en la cancha, demostrando que el fútbol era mucho más que un simple
juego: era una pasión que los unía, una forma de expresar su identidad y de
sentirse parte de una comunidad.
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Escudos inspirados en Inteligencia Artificial. |
ACLARACIÓN: Es importante señalar que lo anterior es una recreación ficticia, producto de la imaginación, que busca transportarnos a un instante histórico y evocador de cómo pudo haber sido un enfrentamiento entre estas legendarias oncenas.
Fuentes: 1] Personajes populares de Veracruz. Luis de la Fuente, El Pirata. Futbolista que se hizo leyenda. Horacio Guadarrama Olivera / coord. y pról. de Félix Báez-Jorge ; ed. de la Comisión Organizadora del Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave para la Conmemoración del Bicentenario de la Independencia Nacional y del Centenario de la Revolución Mexicana. – México : Gobierno del Estado de Veracruz, Secretaría de Educación del Estado de Veracruz, Universidad Veracruzana, 2010
IA.- Chat GPT.
Las fotografías que ilustran este artículo han sido generosamente proporcionadas por un colaborador del Blog del Barrio de San Bruno en Xalapa.